The Rise of the Forgotten

Queridos compañeros,

Me alegra mucho llegar a este post, que tiene como motivo el estreno de nuestro primer episodio. Si alguno de ustedes ingresó a la página de MGSMI durante la semana, seguramente se encontró con una cuenta regresiva que culminó el sábado 30 a medianoche para revelar el link de descarga del primer episodio, o mejor dicho, el prólogo.

Diría que el 99% del equipo estuvo presente en aquella pequeña pero íntima salita de proyecciones. La atmósfera estuvo preciosa. Todos se veían contentos y algo ansiosos por esta nueva experiencia.

Por suerte, todo salió bien, y creo que todos lo disfrutamos mucho.

Personalmente, quedé relativamente conforme. Estoy muy contento, pero sé que pudimos hacer algo mejor. Creo, sin embargo, que es bueno ser honesto, reconocer los propios inicios y observar el propio aprendizaje. Estoy seguro de que el segundo capítulo de MGSMI reflejará la consolidación de una narrativa y una dirección que, en este primer capítulo, me parece tan ambigua como inmadura e impulsiva.

Como conversaba después de la proyección con Jota, lo mejor de todo esto es que más que una película, se trata de la conjunción de decenas de espíritus completamente diferentes e independientes entre sí, que se han logrado combinar y acomodar de tal forma que nos ha permitido generar un producto audiovisual grato y a la vez, una suerte de comunidad, un fiato entre los participantes, que me complació enormemente observar esa noche, en silencio desde la distancia.

Mi sueño es reunir a todos estos espíritus inquietos y formar un grupo sólido de creación y producción de proyectos. Miro a mi alrededor y veo mucho talento sin canalizar... tanto potencial...

Tengo la suerte de contar con amigos con cabezas y corazones brillantes y, creo que, al igual que yo, tampoco quieren seguir derramando toda esa savia sobre sus propias camisas.

Unámonos, imaginemos, produzcamos... este es el momento de decidir y hacer algo por nuestra felicidad. Sé que podemos, al menos, acercarnos a ese ideal.

Le agradezco enórmemente a todos por su constante ayuda y fidelidad. Espero poder devolverles alguna vez toda su entrega y generosidad. De la misma forma, quisiera pedirles mis disculpas por cualquier mal momento que hayan pasado en torno a este proyecto. Sé muy bien lo difícil que resulta conciliar tanta diversidad humana, y de alguna forma, me siento responsable. Sólo espero que cada uno de ustedes se concentre más en apreciar y sentir lo bello que resulta ser capaz de construir, de crear, y de marcar la diferencia entre "hacer" y "no hacer".

Un fuerte abrazo a cada uno de ustedes, tigres caídos. Sigamos haciendo la constante caída más y más agradable.

Saludos a todos,
Jucemar.-